martes, 1 de julio de 2014

Cada uno vale lo que se valora

Hace unas dos semanas mi antiguo colegio, donde curse preescolar, primaria y secundaria, tuvo el acto de graduación de los alumnos de 4º de la E.S.O. y decidieron repetir con la idea de no llevar un ponente externo como agregado cultural. Ya que estos suelen ser consejeros del ayuntamiento o de la Junta y acostumbran a dar discursos políticamente correctos o alejados de las motivaciones de los jovenes.

Mi antiguo colegio lleva ya dos años invitando a antiguos alumnos a estos actos y son estos los que cumplen con la función que debería cumplir el agregado cultural, la de motivar y exponer una realidad a la que se han de enfrentar los alumnos en los próximos años.

Este año, he sido yo el agraciado con la invitación al acto y me gustaría compartir con vosotros las palabras que preparé para ellos. Decidí que si aceptaba la invitación no debía de guardarme nada para mí y exponerles la realidad que desde mi punto de vista, estamos viviendo.

El discurso fue el siguiente:

Buenas noches. No me resulta fácil comenzar a hablaros, ni sé muy bien en que tono daros este discurso. Pero creo que quizás lo mejor sea que os cuente un poco lo que os espera después de esta etapa en el colegio.

Y es que creedme si os digo que estáis en un momento crucial de vuestra vida. Muchos de vosotros aun estáis con la tontería del pavo. Otros casi la estáis terminando y a algunos aun os queda mucho por delante. La cosa es que a partir de ahora os esperan dos años intensos de instituto donde tendréis estudiar mucho. Pero será aquí en el instituto donde comenzareis a sentir el gusanillo de aprender, donde cada uno se decantará por una rama de las ciencias o de las letras.

Algunos os quedareis fascinados por la química y su magia. Otros por la historia de nuestros antepasados. Otros descubriréis la mecánica del cuerpo humano y querréis estudiar fisioterapia, o querréis curar a la gente y haréis medicina o ayudarles como psicólogos; por otro lado alguno leerá por primera vez a Neruda y sus 20 poemas de amor quedando fascinado por la literatura y entonces estudiará filología hispánica. Y es que tenéis tantas y tantas maravillosas opciones para elegir que quizás la primera elección no sea la definitiva. 

Sea como sea el bachillerato es un lugar de paso para alcanzar la universidad. Donde de verdad experimentareis un cambio en todos los sentidos. Para la mayoría, la universidad será la primera vez que salgáis de Mérida, que viviréis en otra ciudad, que viviréis lejos de vuestros padres. Unosn elegiréis Cáceres, otros Badajoz, algunos se aventurarán un poco más y llegarán hasta Sevilla, Salamanca o Madrid.

No se me ocurren momentos malos en la universidad, recuerdo muchos momentos duros, pero nunca malos. Y es que ningún momento será malo si logramos sacar algo bueno de ellos. Recuerdo que estando en la universidad, en mi cuarto año, me vine abajo, me pareció que no lograría terminar la carrera, las asignaturas eran cada vez más difíciles y mi moral cada vez más baja. Y como consecuencia tuve una crisis de ansiedad. Pero gracias a la ayuda de mis padres y mi hermano aguanté y me fui levantando poco a poco hasta que logré terminar mis estudios. Y gracias a continuar estudiando, he vivido mis mejores años desde entonces.

Poco a poco os iréis dando cuenta de que vuestros padres han sido y serán vuestros máximos valedores. Os apoyaran siempre, tanto en lo bueno como en lo malo. Y será en esta etapa de universidad donde os daréis cuenta.

En la universidad os esperan las becas Erasmus, que os permitirán ir a estudiar a otro país de Europa y descubrir nuevas culturas y lenguas. Quizás ahora lo veáis todo muy lejos. Pero creedme que no. Estáis a apenas dos años de llegar a ese mundo que es la universidad, donde esa rabiosa necesidad de conocer todo se hará aún más fuerte. Donde la cualidad que nos hace humanos y que también teníais cuando erais niños volverá a hacerse patente. La curiosidad y la sensibilidad os harán conocer a grandes escritores como Neruda, Edgar Allan Poe o Victor Hugo. Otros os decantareis más por la música y vuestras raíces saldrán a flote con Camarón o Triana o Carlos Gardel o Paco Ibañez. La pintura os apasionará y veréis en el museo del Prado y el Reina Sofía verdaderos templos de culto. Vuestra visión del mundo en definitiva, cambiará.

Y es que no debéis temer este amor por las artes, aun sois jóvenes y quizás no lo entendéis. Pero recuerdo que a vuestra edad o poco después; el gusto por escribir se hizo patente en mí y quizás por estupidez o por juventud no lo exploté como debía, olvidándolo hasta que en la universidad este mismo gusto por la escritura me hizo escribir poesías a una de las más bellas muchachas que he conocido y a la que acabé enamorando.
Algunos de vosotros quizás seáis amantes de la palabra escrita, de la escritura y es que no hay más bello don que el de dominar y saber expresarse en tu propio idioma. Así que no renunciéis a él y exprimirlo al máximo, escribid y expresaros, ya sea en las redacciones que tendréis que hacer en bachillerato o ya sea en concursos de escritura.

Pero os hablo de la escritura como de la música o la pintura, las artes os abrirán la mente más que muchas ciencias. Pero las ciencias también serán. Ya que ellas os permitirán entender mucho mejor nuestro lugar en el universo, os darán firmeza en vuestros actos y comprenderéis mejor lo que os rodea.

Espero que veáis que no os doy opción de no estudiar. Eso sería un fracaso total.

En la época de nuestros padres ellos no tuvieron tanta suerte. Muchos de ellos, no pudieron estudiar. Otros sin embargo, no querían y quizás en este caso sí tuvieron suerte, ya que podían tener un futuro. Siempre había trabajo en la construcción o en la hostelería. Tristemente NI la época que me ha tocado a mi, NI la que os tocará a vosotros, será una época donde el trabajo abunde.

Os hablo desde la experiencia mía y de mis amigos. Muchos de ellos decidieron no estudiar hace ocho años. Eligieron el camino fácil. Fumar porros día si y día también. Mientras que yo estaba en la universidad, unos días estudiando, otros días en fiestas universitarias. Ellos seguían fumando porros. Yo les preguntaba cuál era el plan que tenían para su futuro. Durante muchos años no tuvieron ninguno, simplemente tener veinte euros para ese fin de semana. Comprarse su bellota de chocolate y fumar a gusto. Durante seis años este plan les ha valido. Pero ha llegado una edad en la que no te vale solo con fumar porros. No vas a ser feliz toda tu vida con eso. Cuando tienes 26 años quieres sentirte útil, ahora os da igual pero hacedme caso porque pasará. Con 26 años quieres trabajar, ganar un dinero y poder pagarte un viaje a la playa o donde quieras. Y eso ahora, y dentro de diez años lo conseguiréis más fácilmente si estudiáis. Incluso os daré otro consejo. Estudiad y aprended idiomas. Dentro de seis años España será el país con mayor formación de estudiantes de Europa y conseguir un trabajo no será fácil.

Pero no nos pongamos dramáticos. Somos extremeños y si algo nos caracteriza el ser extremeño es nuestra gran capacidad de sobreponernos. Muchos de nuestros abuelos tuvieron que emigrar a Alemania en busca de trabajo, otros tuvieron que buscar trabajo en Cataluña o el Pais Vasco, y mucho antes de ellos, no olvidéis que Extremadura es la cuna de los grandes conquistadores y exploradores, Hernan Cortés, Pizarro y Orellana ya salieron en busca de fortuna al extranjero. Por eso no tenéis que ver nunca con desánimo vuestro futuro. Salir al extranjero os dará una visión aun mayor de lo que es nuestro mundo y quizás os guste tanto que paséis años trabajando o viajando de un país en otro. No obstante siempre tendréis un lugar donde volver ya que vuestros padres siempre os esperarán ya sea que estéis estudiando en la universidad o trabajando en el extranjero.

Sois apenas un boceto de lo que llegareis a ser y os animo a intentar cualquier cosa. No hay nada imposible si creéis en vosotros mismos. Cada uno vale lo que se valora a si mismo. Por eso no dejéis nunca que os pasen por encima sin al menos haber luchado. La vida solamente se vive una vez y el tiempo nunca retorna, así que no gastéis este tiempo reprochándoos algún acto. Pedid perdón cuando debáis y no dudéis o tengáis vergüenza, esto solo os hará perder minutos de vuestra vida en rencores y remordimientos.

Hace unos días escuché en la radio un poema muy bonito de Pablo Neruda, que me gustaría leeros para finalizar mi discurso y que trata de la fugacidad del tiempo y de la vida sin emociones, dice así:

“Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce. Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú.

Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las "íes" a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos

Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos

Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.

Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.

Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.”