jueves, 29 de mayo de 2014

Volver a caminar


Porque el pecador siempre vuelve a pecar, porque la cabra tira al monte, porque el poeta es un peregrino, por eso, vuelvo al camino.
Un año ha ya de la última vez que nos vimos, y no sin motivo, pues qué razón tiene ese dicho de men sana in corpore sana. Y os explico el porqué de que lo haya citado.
Hace un año, justo a la vuelta de la última pequeña aventura por tierras escocesas e inglesas, después de que me asentase en Mérida sin saber por cuanto tiempo, mi ánimo empezó a decaer. Sin rumbo fijo ni perspectivas a largo plazo, pasaban mis días pensando y pensando en que hacer para no matar eso que llamamos cerebro en un sinfín de aburridos y larguísimos días. La inactividad y el pesimismo se cebó en mí durante esos días de Mayo, los cuales los pasaba durmiendo mucho y haciendo más bien poco. Mi madre, como buena madre, intentando sacarme de ese letargo de aburrimiento en el que estaba cayendo me propuso realizar una tarea en la que mi mente se evadiese al menos durante el tiempo que durase, me propuso pintar dos habitaciones de la casa. Consciente de que era algo que me iba a reportar al menos alguna distracción, intenté alargar en lo posible la tarea, tomándome múltiples descansos durante esos días. Sin embargo no iba a estar pintando los dos cuartos un mes. Finalmente, satisfecho ya con el resultado, finiquité mi pequeña empresa y colgué la brocha.

Los días volvieron a sumirme en un profundo aburrimiento. Hasta que otro día, viendo un mapa de Extremadura, llegué a la conclusión de que no conocía lo suficiente mi región y que teniendo tanto tiempo libre podría dedicarme a explorarla y así de paso echar curriculums.

Tras insistir bastante a mis amigos de que era nuestra responsabilidad tanto conocer Extremadura, como echar curriculums fuera de Mérida, conseguí que algunos se uniesen a mi causa, y en estos días fuimos a los castillos de Montanchez y Alange y a algún que otro pantano como excursión, y a Badajoz y Tierra de Barros en busca de trabajo.











Sin embargo, al poco tiempo de empezar estas pequeñas excursiones sufrí uno de mis desafortunados incidentes, lo que yo considero que es mi mayor desventaja y a la vez el motor que me mueve y me incita a superarme. Mis rodillas. Debido a una enfermedad de nacimiento, la hiperlaxitud, sufro en los ligamentos de una mayor flexibilidad de lo normal, esto supone que a menos que tenga gran cantidad de músculo, sobre todo en las rodillas, estas se dislocan, lo cual conlleva un gran dolor, un alargamiento temporal de los ligamentos y un plazo de recuperación que con los años son cada vez mayores. El año pasado se dio el último de estos incidentes, el cual me tuvo impedido para hacer deporte durante unos seis meses, en los cuales cogí peso y mi moral decayó bastante.

Pero también me conozco, después de 26 años, al menos puedo decir eso, y analizando mi situación supe que la única manera de recuperarme era marcarme una meta y caminar lentamente hacia ella. Comencé andando, poco tiempo al principio, dando paseos a lo largo del río Guadiana en Badajoz donde había empezado a estudiar otra vez, intentando mantenerme activo.

De paseos de quince minutos, pasé a media hora, una hora, dos .... Hasta que un día, exagerado  yo, como mi padre, se me ocurrió que podía llegar andando a Mérida siguiendo el camino del Guadiana, ese día salí bien temprano, y cuando ya llevaba cuatro horas me encontré con un badén inundado y al intentar cruzarlo por unas zarzas acabé con los pies empapados, y con el roce de los calcetines recibí de regalo dos preciosas y enormes ampollas que me hicieron desistir de mi pequeña empresa. Como era Domingo, no pasaban autobuses y mi orgullo (que me impedía avisar a mis padres) fue suficiente para hacerme llegar a Mérida a la vieja usanza, haciendo autostop. De los muchos coches que pasaron solo me recogieron dos extranjeros, uno de la India y otro de Mali. Esto me dio que pensar. Por muy generosos que seamos en Extremadura, también somos muy desconfiados.

Al mes de comenzar en Badajoz finalmente conseguí trabajo, gracias a uno de esos curriculums de Tierra de Barros y aunque el horario no ha sido el más apropiado para realizar deporte, poco a poco fui recuperando masa muscular. Empecé a trotar. A coger la bici todos los Sábados y Domingos. Cada vez hacía más kilómetros, finalmente empecé a correr y luego a nadar hasta que hace unas semana competí con mi primo en un Triatlon. Y cuando iba de camino al Triatlon, a 100km de Mérida, mi madre resumió en una frase toda esto que quiero transmitiros, ella dijo: “Solo por ver lo feliz que estás, merece la pena venir”.

No es la primera vez que el deporte me ha sacado de estas situaciones difíciles en las que inconscientemente me he metido, ya sea por inactividad o tristeza. Pero la verdad es que tengo mucho que agradecerle al deporte y sobre todo a la bici, mi pasión, con esto quería rendirle mi pequeño homenaje y ya que estamos anunciar definitivamente la próxima gran meta “De Roma a Santiago en bici” en mi deseado mes de vacaciones, Agosto.



Así que si alguno de vosotros se anima, sois más que invitados a compartir parte del viaje conmigo ya sea desde el sillón o a mi lado..

1 comentario:

  1. Yo no podré caminar a tu lado pero lo haré con mi pensamiento, tu serás mis ojos y oídos y de tu boca escuchare tu aventura, eres uno de los motores de mi vida, besos a puñaos

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