miércoles, 18 de julio de 2012

El día que me quieras, en honor a Gardel


Toulouse, La Ville Rose, llamada así por la violeta de Toulouse; es la cuarta ciudad más poblada de Francia y el principal centro de reunión de españoles en tierras galas. Toulouse está cruzada por un rio, el Garonne, y un canal artificial, el Canal du Midi.

El Canal du Midi, del cual no había oído hablar hasta que vine aquí, es una de las obras de ingeniería más grandes que he visto en mi vida. Es un Canal que cruza Francia entera, de este a oeste, uniendo el Mediterráneo y el Atlántico. Se construyó bajo las órdenes de un Rey Francés, el Rey Sol (con perdón de nuestro Felipe II), Luis XIV. La verdad es que hasta que no lo busqué en internet me costó creerlo. Siempre había pensado que el canal de Panamá y el canal de Suez eran ya increíbles, pero esto se lleva la palma. Pensadlo. En pleno siglo XVII aquí los franceses cortaron su propia tierra para evitar tener que pasar por el estrecho de Gibraltar y pagar nuestras tasas. Eso es iniciativa.

Bueno podría escribiros una parrafada sobre Toulouse, su historia como capital del Reino de Tolosa y de los Cátaros pero eso lo podéis buscar en la Wikipedia con más calma.

Me gustaría llevar el tema más a mi terreno y contaros alguna peculiaridad que me llamó la atención.

Empezaré contándoos que hace un año, cuando me concedieron la beca en Francia aunque no la plaza en ningún sitio en concreto, me entró curiosidad sobre mi tierra y sus gentes, nunca había sido un fan de la música española ni del cine, pero un día de verano, estudiando en la biblioteca de Mérida vi en el mostrador un disco de Leonard Cohen, el cual había ganado recientemente el premio Príncipe de Asturias, y lo estaban por tanto promocionando. Daba la casualidad de que tenía en ese momento el discman y no el mp4, algo extraño en el 2012. Cogí el disco y comencé a escucharlo. Muchas de las canciones ya las conocía, o me sonaban de algo. Quizás era que mi nivel de inglés había aumentado o quizás presté más atención a las letras, pero una canción en concreto me llamó la atención, Take this waltz. Buscando esa tarde la letra en google, vi que estaba relacionada con Enrique Morente y estos dos con Federico García Lorca. Take this waltz era una canción de Leonard Cohen adaptada de un poema de Lorca “Pequeño vals vienés” y que a su vez había versionado Enrique Morente por la admiración que tenía a los dos. La canción de Morente fue entonces mi primer contacto con el flamenco.

Seguí escuchando canciones de Morente y al cabo de unas semanas, mientras más estudiaba francés en la academia, mas nostalgia sentía por mi lengua y su cultura. Me sentí preparado para admirar al más grande y di entonces el salto a Camarón de la Isla, también un gran admirador de Lorca, al que le dedicó el disco La leyenda del tiempo versionando muchos de sus poemas , fue entonces cuando comencé a sentir verdadera admiración por el flamenco, sus letras y el sentimiento de sus canciones.

Entre tanta música comencé a escribir alguna que otra historia, explorando algo que desde hace tiempo me apetecía y que era hora de dejar salir. El resultado me agradaba, pero no tenía tiempo suficiente para el último año de universidad así que se hizo algo esporádico.

A mediados de otoño, tuve la oportunidad de formarme en un curso de profesor de español como lengua extranjera, el cual fue aburrido muchos días. Pero otros, en los que nos enseñaron como utilizar canciones, poesías, libros, o películas con subtítulos fueron bastante interesantes. De uno de estos módulos, en concreto uno de canciones redescubrí a Carlos Cano. Un cantante al que cada vez que iba a buscar a mi madre de pequeño, siempre estaba sonando en la cadena de música.

Decidí investigar más sobre nuestra música, música que en algún tiempo fue de culto y ahora está casi olvidada si no prestamos atención por la música comercial, más adelante entenderéis porqué digo casi. Me descargué discos de Carlos Cano y desgranando canciones fui descubriendo la gran crítica que hizo a casi todos los temas.

Me iba remontando poco a poco a los orígenes de nuestra música, y no me refiero solo a la nacional, sino a la cantada en español, ya que si seguía remontándome tarde o temprano tenía que llegar al pasado común con los países latinos.

En otro de estos módulos del curso, nos pusieron un video para enseñarnos la utilidad que tienen los subtítulos, la profesora había elegido un fragmento de la película El cartero y Pablo Neruda. En el fragmento, Neruda le explica al cartero lo que significa una metáfora. La escena tenía tanta ternura que me picó la curiosidad y la descargué. Ya había leído antes poemas de Neruda pero fue sin duda entonces cuando decidí cambiar a Bécquer por Neruda como mi poeta predilecto.

Un día, no recuerdo como, Carlos Gardel empezó a sonar por los altavoces de mi ordenador, supongo que apareció como algo relacionado con Carlos Cano. Tal fue la admiración que empecé a sentir por Carlos Gardel que no pude menos que comprarme unos discos con sus 100 mejores canciones; las cuales escuché una y otra vez durante el curso de profesor. Leí mucho sobre él. Leí sobre la gente que también le admiró, entre ellos recuerdo que Frank Sinatra le estuvo siempre muy agradecido ya que unas palabras suyas le llevaron por el buen camino. También recuerdo que Charles Chaplin decía de él que llegaría a ser un buen actor. Y quizás lo hubiera conseguido. Pero no tuvo tanta suerte, falleció a los 45 años. No obstante nos dejó algunas películas muy bellas como El día que me quieras, la cual tiene una de sus canciones más bonitas, donde no sobra ni un solo verso. Dije antes que si no os dais cuenta esta música está obsoleta pero es de una canción de Gardel precisamente de quien toma una canción Almodovar para su película Volver y que además le da nombre, o también la canción de Por una cabeza, que es un tango muy conocido y será siempre recordada por el baile de Al Paccino en Esencia de mujer; sin olvidar la canción El dia que me quieras que ha sido versionada por muchos. Y otros tantos reconocidos como Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Plácido Domingo, Alejandro Fernández, Luis Miguel, AndrésCalamaro, Julio Iglesias, Diego “El Cigala” o Compay Segundo versionaron muchas otras.

Llegamos a Enero, Febrero y Marzo los cuales los pasé buscando destino en Francia, busqué en París, Lyon, Marsella, Montpellier, Burdeos busqué también en Bélgica, Bruselas y a una semana de comenzar la beca, cuando aún no había sido aceptado por nadie en ningún lado, mandé la solicitud a Toulouse sin mucha esperanza y preparándome para lo peor. Pero gracias a dios una muchacha me respondió, mi futura jefa. Finalmente mi jefa aceleró todo el proceso y el papeleo y gracias a ella estoy aquí.

Os he escrito todo esto dando un rodeo bastante grande, eligiendo el camino largo para hablaros de las casualidades. Y en esta historia, la casualidad está relacionada con Carlos Gardel, al que había puesto en la cumbre de la música en español antes de venir, y que sin saber nada acabé llegando a la ciudad a la que le vio nacer.

Me gustan mucho las casualidades que te relacionan con algún sitio o con ciertas personas, te hacen pensar en lazos que unen y que no son visibles a menos que prestes mucha atención, dan un sentido místico a la vida.

Hace apenas unos días encontré otro de esos lazos invisibles en Madrid, esta vez con una amiga y un lugar. Siendo Hemingway mi escritor favorito encontré bastante agradable que el bar-teatro del que tanto me había hablado mi amiga estos meses en Toulouse, al que tenía una visita obligada en la próxima parada en Madrid; nombrase en un cartel, a la entrada del bar, a Hemingway, pidiendo respeto. De entre todos los escritores y artistas que hay en el mundo, era él, mi favorito, el que estaba escrito en el cartel. Ese hecho, esa casualidad, hizo que se crease un lazo especial entre mi amiga, el bar-teatro y yo. 


Recordar estas cosas me trae una sonrisa a la cara aunque todo solo sea … una casualidad.



1 comentario:

  1. Mi queridísimo Antonio. Otra vez me emocionas con tus escritos. ¡Qué bien has hilado esa trayectoria que te ha llevado desde la infancia en el cuarto de tu madre hasta ese bar de Madrid donde te has reencontrado con tu escritos favorito. Es el tapiz de la vida urdido lentamente con hilos invisibles que vas construyendo para arroparte en los momentos de frío, de lluvias o tormentas que acechan en nuestro exterior también. Por eso nos sorprenden esas casualidades, que no son otras que CAUSALIDADES, que van engarzándose independientemente de nosotros. Me encanta que vayas llegando a comprender ese mecanismo de la vida y que seas capaz de expresarlo de una manera tan hermosas. Sigue así, transitando tu camino.

    ResponderEliminar