Toulouse, La
Ville Rose, llamada así por la violeta de Toulouse; es la cuarta ciudad más
poblada de Francia y el principal centro de reunión de españoles en tierras
galas. Toulouse está cruzada por un rio, el Garonne, y un canal artificial, el
Canal du Midi.
El Canal du
Midi, del cual no había oído hablar hasta que vine aquí, es una de las obras de
ingeniería más grandes que he visto en mi vida. Es un Canal que cruza Francia
entera, de este a oeste, uniendo el Mediterráneo y el Atlántico. Se construyó
bajo las órdenes de un Rey Francés, el Rey Sol (con perdón de nuestro Felipe
II), Luis XIV. La verdad es que hasta que no lo busqué en internet me costó
creerlo. Siempre había pensado que el canal de Panamá y el canal de Suez eran
ya increíbles, pero esto se lleva la palma. Pensadlo. En pleno siglo XVII aquí
los franceses cortaron su propia tierra para evitar tener que pasar por el
estrecho de Gibraltar y pagar nuestras tasas. Eso es iniciativa.
Bueno podría
escribiros una parrafada sobre Toulouse, su historia como capital del Reino de
Tolosa y de los Cátaros pero eso lo podéis buscar en la Wikipedia con más
calma.
Me gustaría
llevar el tema más a mi terreno y contaros alguna peculiaridad que me llamó la
atención.
Empezaré
contándoos que hace un año, cuando me concedieron la beca en Francia aunque no
la plaza en ningún sitio en concreto, me entró curiosidad sobre mi tierra y sus
gentes, nunca había sido un fan de la música española ni del cine, pero un día
de verano, estudiando en la biblioteca de Mérida vi en el mostrador un disco de
Leonard Cohen, el cual había ganado recientemente el premio Príncipe de
Asturias, y lo estaban por tanto promocionando. Daba la casualidad de que tenía
en ese momento el discman y no el mp4, algo extraño en el 2012. Cogí el disco y
comencé a escucharlo. Muchas de las canciones ya las conocía, o me sonaban de
algo. Quizás era que mi nivel de inglés había aumentado o quizás presté más
atención a las letras, pero una canción en concreto me llamó la atención, Take this waltz. Buscando esa tarde la
letra en google, vi que estaba relacionada con Enrique Morente y estos dos con
Federico García Lorca. Take this waltz
era una canción de Leonard Cohen adaptada de un poema de Lorca “Pequeño vals
vienés” y que a su vez había versionado Enrique Morente por la admiración que
tenía a los dos. La canción de Morente fue entonces mi primer contacto con el
flamenco.
Seguí
escuchando canciones de Morente y al cabo de unas semanas, mientras más
estudiaba francés en la academia, mas nostalgia sentía por mi lengua y su
cultura. Me sentí preparado para admirar al más grande y di entonces el salto a
Camarón de la Isla, también un gran admirador de Lorca, al que le dedicó el disco La leyenda del tiempo versionando muchos de sus poemas , fue entonces cuando comencé a sentir verdadera admiración
por el flamenco, sus letras y el sentimiento de sus canciones.
Entre tanta
música comencé a escribir alguna que otra historia, explorando algo que desde
hace tiempo me apetecía y que era hora de dejar salir. El resultado me
agradaba, pero no tenía tiempo suficiente para el último año de universidad así
que se hizo algo esporádico.
A mediados de otoño,
tuve la oportunidad de formarme en un curso de profesor de español como lengua
extranjera, el cual fue aburrido muchos días. Pero otros, en los que nos
enseñaron como utilizar canciones, poesías, libros, o películas con subtítulos
fueron bastante interesantes. De uno de estos módulos, en concreto uno de
canciones redescubrí a Carlos Cano. Un cantante al que cada vez que iba a
buscar a mi madre de pequeño, siempre estaba sonando en la cadena de música.
Decidí
investigar más sobre nuestra música, música que en algún tiempo fue de culto y
ahora está casi olvidada si no prestamos atención por la música comercial, más
adelante entenderéis porqué digo casi. Me descargué discos de Carlos Cano y
desgranando canciones fui descubriendo la gran crítica que hizo a casi todos
los temas.
Me iba
remontando poco a poco a los orígenes de nuestra música, y no me refiero solo a
la nacional, sino a la cantada en español, ya que si seguía remontándome tarde
o temprano tenía que llegar al pasado común con los países latinos.
En otro de
estos módulos del curso, nos pusieron un video para enseñarnos la utilidad que
tienen los subtítulos, la profesora había elegido un fragmento de la película El cartero y Pablo Neruda. En el
fragmento, Neruda le explica al cartero lo que significa una metáfora. La
escena tenía tanta ternura que me picó la curiosidad y la descargué. Ya había
leído antes poemas de Neruda pero fue sin duda entonces cuando decidí cambiar a
Bécquer por Neruda como mi poeta predilecto.
Un día, no
recuerdo como, Carlos Gardel empezó a sonar por los altavoces de mi ordenador,
supongo que apareció como algo relacionado con Carlos Cano. Tal fue la
admiración que empecé a sentir por Carlos Gardel que no pude menos que
comprarme unos discos con sus 100 mejores canciones; las cuales escuché una y
otra vez durante el curso de profesor. Leí mucho sobre él. Leí sobre la gente
que también le admiró, entre ellos recuerdo que Frank Sinatra le estuvo siempre
muy agradecido ya que unas palabras suyas le llevaron por el buen camino.
También recuerdo que Charles Chaplin decía de él que llegaría a ser un buen
actor. Y quizás lo hubiera conseguido. Pero no tuvo tanta suerte, falleció a
los 45 años. No obstante nos dejó algunas películas muy bellas como El día que me quieras, la cual tiene una
de sus canciones más bonitas, donde no sobra ni un solo verso. Dije antes que
si no os dais cuenta esta música está obsoleta pero es de una canción de Gardel
precisamente de quien toma una canción Almodovar para su película Volver y que además le da nombre, o
también la canción de Por una cabeza,
que es un tango muy conocido y será siempre recordada por el baile de Al Paccino
en Esencia de mujer; sin olvidar la
canción El dia que me quieras que ha
sido versionada por muchos. Y otros tantos reconocidos como Joaquín Sabina, Joan
Manuel Serrat, Plácido Domingo, Alejandro Fernández, Luis Miguel, AndrésCalamaro, Julio Iglesias, Diego “El Cigala” o Compay Segundo versionaron muchas otras.
Llegamos a
Enero, Febrero y Marzo los cuales los pasé buscando destino en Francia, busqué
en París, Lyon, Marsella, Montpellier, Burdeos busqué también en Bélgica,
Bruselas y a una semana de comenzar la beca, cuando aún no había sido aceptado
por nadie en ningún lado, mandé la solicitud a Toulouse sin mucha esperanza y
preparándome para lo peor. Pero gracias a dios una muchacha me respondió, mi
futura jefa. Finalmente mi jefa aceleró todo el proceso y el papeleo y gracias
a ella estoy aquí.
Os he escrito
todo esto dando un rodeo bastante grande, eligiendo el camino largo para
hablaros de las casualidades. Y en esta historia, la casualidad está
relacionada con Carlos Gardel, al que había puesto en la cumbre de la música en
español antes de venir, y que sin saber nada acabé llegando a la ciudad a la
que le vio nacer.
Me gustan
mucho las casualidades que te relacionan con algún sitio o con ciertas
personas, te hacen pensar en lazos que unen y que no son visibles a menos que
prestes mucha atención, dan un sentido místico a la vida.
Hace apenas
unos días encontré otro de esos lazos invisibles en Madrid, esta vez con una
amiga y un lugar. Siendo Hemingway mi escritor favorito encontré bastante
agradable que el bar-teatro del que tanto me había hablado mi amiga estos meses
en Toulouse, al que tenía una visita obligada en la próxima parada en Madrid;
nombrase en un cartel, a la entrada del bar, a Hemingway, pidiendo respeto. De
entre todos los escritores y artistas que hay en el mundo, era él, mi favorito,
el que estaba escrito en el cartel. Ese hecho, esa casualidad, hizo que se
crease un lazo especial entre mi amiga, el bar-teatro y yo.
Recordar estas cosas me trae una sonrisa a la cara aunque todo solo sea … una casualidad.
Recordar estas cosas me trae una sonrisa a la cara aunque todo solo sea … una casualidad.
Mi queridísimo Antonio. Otra vez me emocionas con tus escritos. ¡Qué bien has hilado esa trayectoria que te ha llevado desde la infancia en el cuarto de tu madre hasta ese bar de Madrid donde te has reencontrado con tu escritos favorito. Es el tapiz de la vida urdido lentamente con hilos invisibles que vas construyendo para arroparte en los momentos de frío, de lluvias o tormentas que acechan en nuestro exterior también. Por eso nos sorprenden esas casualidades, que no son otras que CAUSALIDADES, que van engarzándose independientemente de nosotros. Me encanta que vayas llegando a comprender ese mecanismo de la vida y que seas capaz de expresarlo de una manera tan hermosas. Sigue así, transitando tu camino.
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